Evangelio del Día Sabado - Jn 3, 22-30 – 12 de Enero
Evangelio del Día Sabado 12 de Enero 2019
Reflexion Padre Luis Zazano
Lectura del Día
De la Primera Carta de Juan
1 Jn 5, 14-21
Queridos hijos: La confianza que tenemos en Dios consiste
en que, si le pedimos algo conforme a su voluntad, él nos escucha. Si estamos
seguros de que escucha nuestras peticiones, también lo estamos de poseer ya lo
que le pedimos.
Si alguno ve que su hermano comete un pecado de los que
no llevan a la muerte, que pida por él y le obtendrá la vida. Esto vale para
los que cometen pecados que no llevan a la muerte, porque hay un pecado que sí
lleva a la muerte (por ése no digo que se pida). Toda mala acción es pecado,
pero hay pecados que no llevan a la muerte.
Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino
que el Hijo de Dios lo protege, y no lo toca el demonio. Sabemos que somos de
Dios, mientras que el mundo entero yace en poder del demonio. También sabemos
que el Hijo de Dios ha venido ya y que nos ha dado inteligencia para conocer al
Dios verdadero. Nosotros permanecemos fieles al único verdadero, porque
permanecemos en su Hijo Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida eterna.
Hijos míos, no adoren a los ídolos.
Salmo
Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b
R/. El Señor ama a su pueblo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas,
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.
Evangelio del Día
Evangelio según Juan
Jn 3, 22-30
En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y
permaneció allí con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón,
cerca de Salim, porque ahí había agua abundante. La gente acudía y se
bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado todavía.
Surgió entonces una disputa entre algunos de los
discípulos de Juan y unos judíos, acerca de la purificación. Los discípulos
fueron a decirle a Juan: "Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la
otra orilla del Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y
todos acuden a él".
Contestó Juan: "Nadie puede apropiarse nada, si no
le ha sido dado del cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: 'Yo no
soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él'. En una boda, el que
tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y
lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de
alegría. Es necesario que él crezca y que yo venga a menos".
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