Evangelio del día Sábado 10 de Febrero 2024 - Marcos 8, 1-10

Evangelio del día Sábado 10 de Febrero

LECTURA DEL DIA

Lectura del primer libro de los Reyes 12, 26-32; 13, 33-34

En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros:

«El reino podría volver todavía a la casa de David. Si el pueblo continúa subiendo para ofrecer sacrificios en el templo del Señor en Jerusalén, el corazón del pueblo se volverá a su señor, Roboán, rey de Judá, y me matarán».

Y tras pedir consejo, el rey fundió dos becerros de oro y dijo al pueblo:

«Basta ya de subir a Jerusalén. Este es tu dios, Israel, el que te hizo subir de la tierra de Egipto», e instaló uno en Betel y otro en Dan. Este hecho fue ocasión de pecado. El pueblo marchó de uno a Betel y delante del otro hasta Dan.

Construyó lugares de culto en los altos e instituyó sacerdotes del común del pueblo que no eran descendientes de Levi.

Jeroboán estableció una fiesta en el mes octavo, el día quince del mes, a semejanza de la que se celebraba en Judá. Subió al altar que había edificado en Betel a ofrecer sacrificios a los becerros que había esculpido y estableció en Betel sacerdotes para los lugares de culto que instituyó. Después de esto, Jeroboán no se convirtió de su mal camino y siguió consagrando para los lugares de culto sacerdotes tomados de entre el pueblo común; a todo el que deseaba, lo consagraba sacerdote de los lugares de culto.

Este proceder condujo a la casa de Jeroboán al pecado y a su perdición y exterminio de la superficie de la tierra.



SALMO

Sal 105, 6-7a. 19-20. 21-22
 R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo

Hemos pecado con nuestros padres,

hemos cometido maldades e iniquidades.

Nuestros padres en Egipto

no comprendieron tus maravillas. R/.


En Horeb se hicieron un becerro,

adoraron un ídolo de fundición;

cambiaron su gloria por la imagen

de un toro que come hierba. R/.


Se olvidaron de Dios, su salvador,

que había hecho prodigios en Egipto,

maravillas en el país de Cam,

portentos junto al mar Rojo. R/.




EVANGELIO DEL DIA

Evangelio según San Marcos 8, 1-10

Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».

Le replicaron sus discípulos:

«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?». Él les preguntó:

«¿Cuántos panes tenéis?».

Ellos contestaron:

«Siete».

Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.

Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobres ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.

La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

   Palabra del Señor


 Reflexión Papa Francisco

Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, incluso siendo legítimas, no serán nunca tan urgentes como las de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir. Nosotros hablamos a menudo de los pobres. Pero cuando hablamos de los pobres, ¿nos damos cuenta de que ese hombre, esa mujer, esos niños no tienen lo necesario para vivir? Cuántas veces nosotros miramos hacia otra parte para no ver a los hermanos necesitados. Y este mirar hacia otra parte es un modo educado de decir, con guante blanco, «arreglaos solos». Y esto no es de Jesús: esto es egoísmo. (…) Esos pocos panes y peces, compartidos y bendecidos por Dios, fueron suficientes para todos. ¡Y atención! No es magia, es un «signo»: un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente, quien no hace faltar «nuestro pan de cada día», si nosotros sabemos compartirlo como hermanos. (Ángelus, 3 de agosto de 2014)

 

 Reflexión Padre Luis Zazano


Evangelio en Lenguaje de Señas



Reflexión Fray Nelson Medina

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